Con un total de 32 sonatas para el piano, su instrumento, Beethoven abordó, se apropió y revolucionó la forma clásica hasta convertirla en su medio expresivo por excelencia, atemporal, monumental, más allá de toda convención... desde las primeras, eminentemente mozartianas, hasta sus cúspides románticas:«Waldstein», «Appassionata», «Les Adieux» y «Hammerklavier». Para todo pianista, se trata simplemente de la cima de su repertorio, un corpus de sonatas donde cada una sigue conservando la misma fuerza expresiva del día en que fuera escrita, una característica inequívocamente beethoveniana.
Recital en el Théâtre des Champs-Elysées
Festival Pianomania de Lisboa
Recital en la Philharmonie de Berlín
Sonata «Appassionata» y Sonata n.° 32, op. 111