En 1928, Winnaretta Singer, conocida como la princesa Edmond de Polignac, decide crear la Fundación Singer-Polignac con el objetivo de dar por fin una estructura legal a actividades de mecenazgo en apoyo a las artes, la literatura y la ciencia llevadas a cabo durante largo tiempo. Luego de su muerte, la fundación hereda su mansión en París, su sede actual.
Gracias a la iniciativa de Yves Pouliquen —miembro de la Academie Francesa y presidente de la fundación entre 2006 y 2020—el consejo de administración, presidido hoy por Pierre Corvol, se ha dedicado a continuar y extender los objetivos impulsados por Winnaretta Singer.
Al igual que la princesa en su tiempo, la Fundación otorga a la música un lugar especial con veladas y encuentros musicales tienen lugar a lo largo de la temporada de conciertos; pero sobre todo a través de la creación de residencias artísticas abiertas a jóvenes solistas, ensambles y compositores que la fundación recibe durante todo el año en sus instalaciones para ensayos y grabaciones discográficas o en video. La fundación les permite presentar sus proyectos en conciertos presentados en el célebre salón de música de la Princesa, como lo hacía ella en su época. El apoyo es extensivo a oportunidades de expresarse a públicos más grandes en festivales y conciertos en otros recintos.
La fundación organiza asimismo coloquios internacionales que abordan temáticas científicos, literarias o sociales, y atribuye medallas a obras o asociaciones que lo ameriten.
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