Gloriana de Britten

Gloriana de Benjamin Britten es un retrato detallado y complejo de la antecesora en el siglo XVI de la Reina Isabel II de Inglaterra, para cuya coronación en junio de 1953 fue presentada por primera vez esta ópera. A través de sus constantes conflictos con el Conde de Essex —protagonista de su propia ópera: Roberto Devereux de Donizetti; valido de la reina pero que eventualmente sería ejecutado por traición—, Isabel I está representada en este título del siglo XX como un ser humano imperfecto, vanidoso y a la vez compasivo.

Para el público de la posguerra, ávido de resguardarse en un optimismo sólido que celebrara al mismo tiempo a su joven monarca, la temática trágica y complicada de la ópera de Britten resultó inaceptable. Una fría recepción en aquel momento exilió a este título de las casas de ópera, y no fue sino hasta años recientes que se pudo apreciar en puestas en escena de excelencia como esta, protagonizada por la magnífica Anna Caterina Antonacci («...una de las artistas más excelsas de su generación», según OperaWire) como una Reina Virgen de medios vocales emotivos y flexibles. La tragedia isabelina se impregna de drama con el admirable elenco de primer orden que incluye a Leonardo Capalbo como Essex. El siempre confiable y notable Ivor Bolton dirige a la Orquesta del Teatro Real de Madrid en esta producción referencial de David McVicar descrita como «la reivindicación de una obra maestra ignorada» (Bachtrack).