Falstaff de Verdi

Comedia inclasificable teñida de pesimismo, Falstaff deroga todos los principios tradicionales de la ópera italiana del siglo XIX y da testimonio de la eterna pasión del maestro por el teatro. Resucitando la ópera de Mozart y recuperando en el escenario a un personaje muy querido de Shakespeare, la última ópera de Verdi se distingue por su construcción innovadora, la omnipresencia de la orquesta y la abundancia cómica de la partitura. Esta producción de 1982 del Royal Opera House marca, después de más de una década de ausencia, el regreso del gran maestro Carlo Maria Giulini al frente de un excelente reparto.

En palabras de Verdi, Falstaff no está hecho «para aquellos a los que les gusta demasiado cantar y dormirse en las notas», sino para los que viven la música. La historia comienza cuando Falstaff, apodado «Pancione», encuentra una manera disparatada de pagar sus deudas: seducir a dos mujeres casadas y ricas. Al descubrir rápidamente su engaño, las damas se ponen de acuerdo para tenderle una trampa de lo más memorable. La puesta en escena de Ronald Eyre llena de espíritu y de humor recupera a estos héroes tan desfasados y mantiene, en un juego brillante, el equilibrio entre fantasía y realismo.

Fotografía: Renato Bruson y Katia Ricciarelli en Falstaff