Cartas de amor en música...

«Como una larga caricia... El despertar a un sueño reparador una mañana de verano» es como describe el violinista Eugène Ysaÿe la Sonata para violín de César Franck, obra entrañable cargada de poesía y pasión que fue de hecho el regalo de bodas del compositor a su amigo, y que habría de escucharse el día de la ceremonia nupcial con enorme entusiasmo, un entusiasmo al día de hoy persistente en todo aquel que la escucha.

Pero la sonata de Franck es solo un ejemplo de lo que podíamos calificar como cartas de amor en música: obras compuestas como una muestra, confesión o expresión de profundos sentimientos que, muchas veces, las palabras ya no son capaces de expresar.

Disfruta esta playlist (y compártela con alguien especial), con:

  • El desgarrador Adagietto de la Quinta de Mahler, una canción de amor del compositor a su esposa, Alma;
  • La Cuarta Sinfonía de Robert Schumann, dedicada a Clara, su esposa y musa;
  • Las Variaciones sobre un tema de Haydn de Brahms, para Clara, también, por quien el compositor (amigo de la pareja) sentía un afecto intenso;
  • La Sinfonía fantástica de Berlioz, donde el compositor volcó sentimientos casi obsesivos (y no correspondidos) por la actriz Harriet Smithson;
  • Don Giovanni de Mozart, cuyas sublimes arias para soprano cantadas por Donna Anna fueron alguna vez interpretadas por la cuñada del compositor (Aloysia Weber), su primer amor;
  • Los dos Romances para violín de Beethoven, de origen desconocido pero que bien podrían haberse inspirado por la famosa «amada inmortal» del genio atormentado de Bonn;
  • La ópera Billy Budd de Britten, cuyo rol principal fuera estrenado por la pareja del compositor: el tenor Peter Pears; y 
  • El Liebestod de la ópera Tristán e Isolda de Wagner: La «Muerte de amor». Probablemente la música más apasionada jamás escrita...