En 2015, nos enterábamos de que se acababa de encontrar una obra perdida de Stravinsky en una pila polvorienta de partituras en los archivos del Conservatorio de San Petersburgo: Canto fúnebre. Una pieza de 12 minutos compuesta en memoria de Rimski-Korsakov, profesor de composición de Stravinsky. Canto fúnebre desapareció inmediatamente después del entierro del profesor en 1908. El compositor, que la recordaba como la mejor de sus obras antes de El pájaro de fuego, escribió en sus Memorias en 1935:
Lamentablemente, la partitura de esta obra desapareció durante la revolución... Ya no recuerdo su música, pero recuerdo muy bien la idea con la que la había concebido. Era como un cortejo de todos los instrumentos soli de la orquesta que se turnaba para depositar, a modo de corona en la tumba del maestro, cada uno su melodía, sobre un fondo grave de murmullos en trémolo, como las vibraciones de las voces de bajo cantando en coro.
Para los especialistas se trata de una obra capital. Se organizaron muchas búsquedas tras la caída del régimen soviético con la esperanza de recuperarla. En vano.
«Natalia, buscaba usted una partitura de Stravinsky, ¿se trata de Canto fúnebre?»
Al igual que sus profesores antes que ella, Natalia Braginskaya, investigadora en musicología, albergaba la esperanza de encontrar algún día el valioso documento cuando recibió una llamada de la bibliotecaria del conservatorio de San Petersburgo, Irina Sidorenko: Se acababa de encontrar Canto fúnebre. Un año después, Valery Gergiev y la Orquesta del Teatro Mariinsky interpretan la obra milagrosa.
Fotografía: Valery Gergiev © Alexander Shapunov