Moscú, 1978. Nikolai tiene seis años y en vez de leer cuentos, lee partituras: «mis padres me regalaron un libro con sonatas de Beethoven, probablemente traté de tocar alguna en casa de un vecino, donde había un piano. Compramos uno después, y un verano fuimos a ver a un maestro de avanzada edad para que me escuchara tocar mi Beethoven, y así empezaron mis clases».
En vivo pero sin público desde la Sala Chaikovski en su ciudad natal, el prodigioso pianista regresa a la música colosal del compositor con el que inició su idilio con el piano con la Sonata «Appassionata». Dos obras de César Franck completan el programa: un coral escrito originalmente para órgano y presentado aquí en un arreglo del propio pianista; y el imponente Preludio, Aria y Finale para piano solo, una obra introspectiva que conmovería a miles de atentos escuchas alrededor de todo el mundo, de forma remota, el viernes 27 de marzo de 2020.
Fotografía: Nikolaï Lugansky © Jean-Baptiste Millot