Daniel Barenboim interpreta Beethoven

Buenos Aires, 1950. Un día como hoy 19 de agosto, exactamente hace 70 años, hace su debut un niño de 7 años frente al piano. ¿Su nombre? Daniel Barenboim.

En camino al éxito por el cual se le reconoce actualmente, el joven prodigio llamará más tarde la atención de público, crítica y otros músicos; especialmente en Salzburgo, donde estudiará dirección orquestal con Ígor Markévich en 1954, y donde se presentará en 1956. Lógicamente, para festejar los 250 años del nacimiento de Beethoven, el mítico Festival convoca nuevamente al pianista y director, cuya carrera está íntimamente ligada a la obra del compositor.

En el programa de este concierto excepcional, un díptico impecable con la Sonata para piano n.° 31 en la bemol mayor —introspectiva y serena—, la penúltima del genio romántico; con las Variaciones Diabelli en la segunda parte, una obra tardía en la que el compositor vuelva toda su ciencia y arte. Un evento que atestigua por qué estos dos grandes artistas han inscrito sus nombres en la historia de la música con tinta indeleble.

Fotografía: Daniel Barenboim © Peter Adamik