Andris Nelsons dirige Flothuis, Strauss y Shostakóvich — Con Alexei Ogrintchouk

Por su parte, la Quinta Sinfonía de Shostakóvich, escrita en 1937, veinte años después de la Revolución de Octubre, parece haber surgido en un estilo algo más accesible a aquel de otras obras que le precedieron. La obra —cargada de pathos, prodigiosa fuerza y no obstante de un cierto sarcasmo— recibe la aprobación del Sindicato de Compositores de San Petersburgo y se corona como un éxito al momento de su estreno. Su famoso final (en forma de marcha) se puede interpretar como una crítica irónica sobre la opresión del régimen. En sus memorias publicadas en 1979, a cuatro años de su muerte, el compositor declara que: «... Lo que pasa en la Quinta Sinfonía me parece que es bastante claro para todos. Se trata de una alegría forzada, como en Boris Godounov».