
El reto del compositor
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Al igual que Debussy, Ravel tenía un don especialmente notable para representar lo inefable, lo etéreo y lo elemental en su música; y sus evocaciones del agua son especialmente recurrentes, y sublimes, a lo largo de su catálogo. Inspirado por Les Jeux d'eaux à la Villa d'Este (1883) de Liszt, Ravel escribe Jeux d'eau en 1903, una miniatura monumental que contribuyó a establecerle como una figura indispensable en del panorama musical del siglo XX. Más arpegios en forma de cascadas y notas aisladas en forma de gotas fluyen en la cristalina «Ondine» de Ravel's Gaspard de la nuit (1908), como lo hace «Une barque sur l'océan» de Miroirs (1906). Observa la aproximación tan especial de Ravel —distinta a la de Liszt o Debussy— ensucia icónico staccato en Jardins sous la pluie en Estampes (1903).