Cien años después de la primera temporada de los Ballets Rusos en el Théâtre du Châtelet en 1909, el deslumbramiento perdura... La Ópera Nacional de París les rinde homenaje en 2009, presentando cuatro famosas obras en su insuperable coreografía original, atestiguando así lo que fue y sigue siendo esta audaz aventura artística.
A principios del siglo pasado, los Ballets Rusos de Serge Diaghilev trastocan las convenciones y abren la puerta a la modernidad, iniciando la colaboración entre pintores, músicos y coreógrafos de vanguardia. Diaghilev reúne a inmensos talentos, seleccionados tanto entre pintores (Bakst, Picasso, Matisse, Derain...) como entre músicos (Stravinski, Prokoviev, Ravel, Debussy...) y descubre ilustres bailarines y coreógrafos (Nijinsky, Massine, Balanchine, Lifar..).
Este homenaje reúne obras de diferentes períodos y revela una diversidad de inspiración insospechada, del romanticismo floreciente del Espectro de la rosa y del erotismo fiero de La siesta de un fauno a la trágica fiesta de Petrushka y a la evocación española del Sombrero de tres picos.
Fotografía: Petroshka © Sébastien Mathé